jueves, 31 de diciembre de 2009




















Me he dado cuenta de que...


De que las apariencias engañan
De que la línea entre amistad y amor puede llegar a ser muy difusa
De que la línea entre amor y odio también puede llegar a serlo
De que a veces merece la pena mirarse al espejo y reflexionar sobre uno mismo
De que los actos dicen más que las palabras
De que las palabras se las lleva el viento
De que hay palabras que dejan una marca imborrable para el viento
De que a veces merece la pena tragarse el orgullo y aguantar con estoicismo
De que hay formas de egoísmo que no conocen límites
De que hay miedos que no pueden afrontarse en solitario
De que los detalles a los que damos menos importancia pueden cambiarlo todo
De que todo puede cambiar irremediablemente sin que nos demos cuenta
De que no apreciamos lo que tenemos tanto como cuando lo perdemos
De que no todos los cambios son malos
De que los cambios a mal pueden convertirse en cambios a mejor
De que a veces merece la pena luchar cuando todo parece perdido
De que no debe importarte la opinión de los demás cuando sabes que haces lo que debes
De que a veces la verdad debe conocerse aunque duela
De que a veces no estamos preparados para afrontar la verdad
De que el péndulo nunca vuelve atrás
De que los alfiles que se creen reyes pueden volverse simples peones

Me he dado cuenta...

De que no se quién soy

domingo, 27 de diciembre de 2009



















-"¿Por qué luchas? ¿Por un sueño?"
-"No. No lucho por un sueño. Lucho porque ese sueño puede hacerse real."
-"¿Y si ese sueño no tiene posibilidades de convertirse en realidad?"
-"Entonces... respiro profundamente, cuadro los hombros, y me preparo para luchar el doble de fuerte". =)

...Por todos aquellos sueños que sólo necesitan un pequeño soplo para hacerse reales... por todos aquellos que primero necesitan un soñador que crea en ellos y les de la posibilidad de convertirse en realidad...

Nunca desistas

jueves, 24 de diciembre de 2009

La vida continúa

Una cadena. Dos niñas.
Y tú.
Finalmente, llegaron a la luz. La cadena que las une lanza destellos bajo los cálidos rayos del sol, más fuerte y robusta de lo que jamás fue.
¿Lo es?
En la muñeca de cada una, un lazo de plata serpentea dulcemente hasta engarzarse en el brazo de dos niños. Su fulgor te ciega.
Negras nubes se ciernen sobre sus cabezas. ¿Vestigios del pasado que el viento se lleva? ¿O sombríos augurios de un futuro próximo?
Y, ¿qué hay de ti? ¿De tus augurios? ¿De tu futuro? Tú aún sigues cargando el peso de tus cadenas sobre la tierra árida. La argolla de tu cuello desapareció, no así los desgarros en tu piel. ¿Y el tintineo en tu pecho? La estructura de cristal parece recomponerse, para volver a caer con cada leve movimiento de uno de los lazos argénteos. No sabes que hacer para detener el ciclo.
¿No sabes?
Una sombra de capa negra y rostro encapuchado se alza ante ti. De entre los pliegues de su túnica aparece una mano huesuda y espinosa. Sostiene una pistola. La levanta, la apoya sobre tu pecho, apunta a tu corazón. Dispara.
Carga. Dispara. Carga. Dispara.
Los cristales vuelven a dispersarse en tu pecho. Las lágrimas caen por tus mejillas encendidas.
La sombra aparta su mano. Antes de que se esconda de nuevo, la agarras con ansia. Su mano incorpórea se funde en una bruma con la tuya. Ya no las distingues.
¿No las distingues?
Vuelves a dirigirla a tu corazón. Vuelves a cargar. Aprietas el gatillo.
Lánguidas lágrimas ruedan de nuevo por tu cara, recorriendo el seco camino que dejaron sus hermanas. Una torcida sonrisa se dibuja en tu rostro, difuminándolas.
Las dudas se adueñan de tu mente. Te sientes tan patético, tan ególatra, tan repulsivo, tan…

Y-Basta.
R-¿Cómo dices?
Y-He dicho que basta.
R-¿Quién crees que eres?
Y-¿Y tú?
R-Yo sé quién soy. ¿Puedes tú decir lo mismo?

Silencio

R-Eso creía.

Miras a tu alrededor con furia.

Y-¡Déjate ver!
R-Tus ojos no pueden verme.
Y-¿Quién eres?
R-Tu peor enemigo.
Y-¿Es una amenaza?
R-Es una realidad.
Y-¿Qué derecho tienes a juzgarme?
R-¿Acaso no son verdad mis palabras?
Y-No.
R-Entonces, ¿por qué sostienes aún esa pistola?

Miras hacia tu mano. La sombra parece haberse difuminado, pero la pistola sigue firmemente enganchada a tus dedos.

R-¿No tienes una respuesta que darme?
Y-No… no la tengo.
R-Eso pensaba.
Y-¿La tienes tú?
R-Quizás sí.
Y-Pues dímela.
R-No.
Y-¿Por qué no?
R-¿No lo entiendes?
Y-Basta de enigmas.
R-¿Enigmas? ¿Qué es un enigma? Mírate en el espejo.

Te giras. A tu lado hay un trozo de cristal. Te acercas a él, lo observas. En su superficie se refleja un pequeño perro. Y personas. Personas que lo miran con compasión. Personas que pasan de largo sin dirigirle la mirada. Personas que se acercan a acariciarle la cabeza. Personas que se acercan a patearlo.
Al final, todas siguen con su camino, dejando al pequeño perro atrás, borrándolo de sus memorias. Pero el animal sigue moviendo la cola y sacando la lengua, enseñando la tripa. Pase lo que pase.
Las personas desaparecen. El perro gira la cabeza. Te mira. Te ves reflejado en sus ojos verdosos.

R-Los ojos de tu alma.
Y-Eso...
R-Sí.
Y-no...
R-¿Aún no lo entiendes? Pusilánime egoísta…
Y-…basta…
R-…olvidado por todos…
Y-…Basta…
R-…querido por nadie…
Y-¡¡BASTA!!

Levantas la pistola, la llevas hacia tu boca. Disparas.
Sientes la bala atravesar tu nuca, el cañón caliente en tu paladar.
Pero no caes.
Empiezas a comprender

R-No se puede matar…

Pero no desistes.
Sacas la pistola de tu boca. La pones sobre tu sien. Cargas. Aprietas el gatillo.
No hay balas.

R-…a lo que ya está muerto.

Tu cara es el reflejo de la verdad. Mi sonrisa se dibuja en tu rostro; nuestro rostro.

Y-¿¡Quién eres!?

¿Necesitas la respuesta?

R-Soy, tú.

http://www.youtube.com/watch?v=YyvUvnCyZMA&feature=player_embedded


“¿Encontraste tus verdaderas alas, mi pequeña bailarina de cristal?”

Lamento no ser tu marionetista… (LL)



Fuego... cenizas... ruinas. Todo está oscuro. El sol se ahogó hace tiempo, la luna se esconde aterrada.
Sigues corriendo, luchando contra el miedo y la angustia que atenazan tu corazón. Sientes que te falta el oxígeno, el aire huele a ceniza y odio. Quieres parar, descansar, echarte a tierra, cavar un agujero y esconderte por siempre... pero no puedes. Sabes que debes continuar. Sabes que hay mucho en juego.
El suelo se hace cada vez más caliente bajo tus pies desnudos. Oyes gritos a tu espalda. Te detienes. Algo te golpea la nuca. Caes a tierra, muerdes el polvo. Te giras, aun conmocionado. Ves a unos metros, entre la bruma, una niña, arrodillada. Sus lágrimas riegan la tierra cenicienta. Y a tu lado, otra niña. Sus ojos se clavan en los tuyos. El odio de su mirada te atraviesa el corazón como un puñal. Es la misma niña por la que corrías, la misma por la que has derramado sangre, sudor y lágrimas. Recorres con la mirada una gruesa cadena, que las ata a las dos. Esa misma cadena que lleva ahí tanto tiempo, y ahora parece a punto de romperse. Sigues con la vista la cadena sujeta a la argolla atada a tu cuello, que se une con la de esas niñas. Esa misma cadena que ahora, se ha convertido en el centro de tu mundo. Ella te sigue mirando con odio...
Dejas caer la cabeza, agotado. Miras al cielo, oscuro y sin estrellas, preguntándote por qué luchar en una guerra que no es tuya, donde nadie te ha llamado y nadie te quiere. Vuelves a alzar la cabeza... vuelves a mirar a esas niñas, a esa frágil, y a la vez robusta, cadena... En tu pecho se oyen cristales rotos...
Te levantas de un salto. Te das la vuelta. Continúas corriendo. No hay tiempo para descansar. Eres consciente de que si su cadena se parte, tú lo harás con ella. Ahora sí es tu guerra.
Te falta el aire. Pierdes la noción del tiempo. No sabes ni por qué lo haces ya. Te dejas guiar por la inercia que mueve tus piernas. En tu camino te encuentras sombras que te observan con rostros indescifrables.
Sabes que la luz está lejos, pero existe. Sabes que debes llegar allí, a toda costa. Aunque no sobrevivas a las heridas de tu espalda, debes seguir. Aunque esos cristales en tu pecho nunca dejen de tintinear...

*Dolorido, ensangrentado, con una bala en el corazón. Pero vivo para seguir luchando*

Lo siento...E,V. (LL)


¿Por qué dar el honor de ser la primera entrada de este, por otro lado, cutre espacio mío, a un blog que tiene tanto tiempo, digamos "de segunda mano"? Bueno, tal vez sea porque fue este el primer paso, o lo que me impulsó a darlo. O quizás sea porque forma parte del pasado, que realmente es lo único seguro. O simplemente, porque es MI blog, y hago lo que me da la gana =).

¿Acaso importa la razón?