jueves, 25 de febrero de 2010


















Hizo caso omiso "el Niño Mimético" de la respuesta de Alicia y exlcamó con gran entusiasmo:
-¡Ya le he contado a Alicia quién eres tú!
-¿Y qué es lo qhe le has dicho?
-¡Que eres nuestra mamá!
Oírlo Alicia y saltársele las lágrimas fue todo uno. ¡Oh, Dios!, ¿cómo desengañar a esas criaturas abandonadas?
Dominando su emoción, Alice Gould preguntó con mucha dulzura:
-Dime, Rómulo, ¿cómo lo has adivinado?
-Porque tienes en la oreja el mismo bultito que yo y porque te llamas igual que mi hermanita.
-¿Sólo por eso lo has adivinado?
-Y porque tú no estás mala como los demás. Y has venido aquí para estar con nosotros. Y también porque te gusta que yo sepa escribir, y porque te quiero mucho.

Los renglones torcidos de Dios


Un viento frío, una tierra ardiente, un sol medio oculto entre las nubes, unas rocas afiladas, un horizonte ceniciento...lo mismo de siempre. Parece que todo sigue igual. Excepto tú.
El viento frío ya no te quema, la tierra ardiente ya no lacera tus heridas, el cielo nublado no despierta tu ansiedad, las rocas afiladas no rasgan tu piel, el horizonte ceniciento no parece ser el tuyo.
Pero no te mueves. Estás quieto, sentado en el suelo, abrazando tus rodillas. Respiras tranquilo, estás relajado, incluso a veces sonríes. No hay ya nada que te impida avanzar. Entonces, ¿qué haces parado?
Tal vez... ¿tampoco hay nada que te empuje a avanzar?

Una sombra oscura aparece ante ti, salida de la nada, sacándote de tu ensimismamiento. Te resulta tan familiar como todo lo que te rodea.

-¿Has vuelto?
-Nunca me fui de tu lado.

Ahora, sin nada que nuble tu vista, puedes observarla bien. Irónicamente, parece más voluble que nunca.

-¿Para qué has vuelto?
-Para que puedas verme bien.

Miras hacia su mano

-Has perdido tu arma.
-Eso parece.

Te pones en pie.

-¿Y ahora? ¿Qué harás?
-Eso depende de ti

Te clava un dedo huesudo en el pecho. Su uña afilada te arranca una gota de sangre. La apartas con facilidad.

-No hay sitio aquí para los dos
-Al contrario. Soy una parte de ti mismo.
-Puede ser...- concedes. Con un rápido movimiento agarras su muñeca con vehemencia y le pones una daga en el cuello-. Pero esta guerra la he ganado yo.

Lejos de amedrentarse, en su rostro cadavérico se dibuja una sonrisa siniestra.

-¿Hasta qué punto ha valido la pena?

En tu cara aparece una afilada media sonrisa.

-No lo sé

jueves, 18 de febrero de 2010











Ten cuidado, pequeño viajero.

El camino que acabas de comenzar es largo. Unas veces será tortuoso, lleno de cristales que pisar y puñales en la espalda cada vez que te des la vuelta, hasta el punto de que el sentimiento de impotencia e infelicidad que te embargará (y ten por seguro que así será, no una sino muchas veces) te hará querer tirar la toalla, echarte al suelo y esperar acurrucado a que llegue el sueño reparador. Otras, en cambio, la dulce brisa y el sonido de tu risa y la de los que te acompañen te darán la seguridad de que has hecho lo correcto siguiendo adelante.

Tendrás compañeros de viaje, no lo dudes. Ellos tendrán gran peso en la labranza de tu camino, igual que tú, en alguna parte, labrarás el suyo. Y como reflejo del camino mismo, encontrarás toda clase de personas. Unas te darán su apoyo incondicional, se ofrecerán como apoyo cuando notes que tus piernas te fallan, borrarán las marcas que las piedras y los puñales dejen en ti y te señalarán el Sol cuando no puedas encontrarlo tú solo. Otras, por el contrario, te seguirán ansiando tu caída, le lanzarán piedras y esconderán la mano después, te escupirán a la cara, te empujarán al suelo para patearte, te clavarán las dagas de la tierra en la espalda, haciendo que llegues a odiarlas profundamente.

El camino no será fácil, pequeño. No hay mucho que yo pueda hacer por ello, pero al menos quiero darte un consejo: Hazlo lo mejor que puedas. Nunca debes rendirte, por difícil que resulte continuar. El odio no conduce a nada, no será más que un lastre en tu viaje. Recuerda siempre que el amor de los que de verdad te quieren puede ser la cura de muchas heridas, procura mantenerlos siempre cerca de ti. Haz de tu corazón un templo sagrado, no dejes que nada ni nadie lo toque hasta que sea el momento adecuado.

Por último, debes saber que en muchas ocasiones tu camino se bifurcará y tendrás que elegir una de las opciones, cada una totalmente distinta a la otra, para seguir adelante. Es imposible vivir todas las posibilidades a la vez. Escojas una u otra, siempre habrá quien se quede atrás o tome una vía distinta de la tuya. En algún momento llorarás por aquellos a los que tienes que decir adiós, es inevitable. Por ello, procura siempre aprovechar todas las oportunidades que te brinden. Créeme, son más livianas las lágrimas que derramas por alguien que dejaste atrás que aquellas acompañadas además de un “Ojalá hubiera…”.

Eso es todo lo que puedo adelantarte, viajero. El resto debes aprenderlo por ti mismo. Sólo me queda una cosa por decir:

BUENA SUERTE

sábado, 13 de febrero de 2010


Complácete. Vamos, disfruta. Lánzate. Déjate llevar. Olvida los estereotipos. Olvida las reglas no escritas. Vive por tus propios sueños, no por los de otros. ¿De qué sirve ser el mejor en un circo de payasos maniatados?

Venga, atrévete. No dejes que nadie ate tu alma. Este es tu juego, estas son tus normas. Muévete, no te adaptes a una realidad vacía.

Adelante, sigue. Escúchate, búscate, arranca las raíces que no te dejan avanzar. Persigue tus anhelos, agárralos con fuerza. Arranca una rosa, plántala en otra tierra mejor. Sube a la montaña más alta y grita alto y claro, el Universo entero te escucha extasiado.

¿Quiéres saber un secreto?: No existe el mañana

jueves, 11 de febrero de 2010


Hojas secas cubriendo el suelo. Una estilizada figura moviéndose entre las ramas. Su paso tranquilo. Su mirada suave.
Unas voces airadas suenan a su espalda. La oscuridad desgarrada por la intrusión de antorchas furtivas.
Ella corre, asustada. Su agilidad hipnotizante, nadando y saltando entre las frágiles hojas amarillentas. La fiereza salvaje corriendo por sus venas, bañando su piel desnuda.
Las voces y las antorchar parecen perderse en la negrura. El silencio vuelve al bosque, sólo roto por el chasquido de las hojas y su respiración agitada.
En un claro, la luz nívea de la luna perfila su extraña figura durante apenas un suspiro. El paisaje tiene un halo de ensoñación. El aire, un olor acre.
La espesura se diluye. Los rayos de luz se hacen más claros. El ramaje da paso a una abrupta ladera. A su espalda, la masa iracunda se abre paso a hoz y fuego. El desgarrado aullido de un animal acorralado...












Las reglas se hicieron para romperse. Aquí estamos nosotros como una prueba viviente de ello. Una raza sin dientes ni garras, vulnerable a los elementos, con los sentidos atrofiados, débiles. Nuestra única arma es la inteligencia. ¿Y qué clase de ventaja es esa, que nos incita al sedentarismo, el exterminio y la autodestrucción? Sin ir más lejos, somos la única especie que contempla el suicidio. O que entiende el sexo como algo más que un medio de supervivencia de la especie. Somos extraños. Y a pesar de todo, hemos sobrevivido hasta alcanzar la cima de las razas.

Ahora, nuestro egocentrismo ha llegado a tal punto que nos creemos con derecho a erradicar nuestras raices; la misma tierra. Pero hemos topado con un enemigo fuera de nuestras posibilidades. El mismo mundo que tratamos de destruir parece estar intentando borrarnos de su faz.

O tal vez sea que nuestro afán de inteligencia autodestructiva haya encontrado una forma de superar a nuestro adormilado instinto de supervivencia. O que Dios, cansado de su arrogante circo de monstruos particular, ha decidido reparar su error.

lunes, 8 de febrero de 2010























El mundo es una mierda seca y gris.
Por suerte aún queda gente capaz de darle un toque de color.
¿Qué haría yo sin vosotros..?


GRACIAS

domingo, 7 de febrero de 2010

En este mundo no existen personas. Sólo estereotipos.